lunes, 19 de enero de 2009

Voces discordantes en el desierto...

Cuando la información que se recibe es constante, indiscriminada, intranscendente y abrumadora se pierde la perspectiva de la realidad. El debate en los foros sobre los problemas que afectan al colectivo autocaravanista, si nos atenemos a las broncas habituales, gira en torno a los enfrentamientos personales y las disputas entre asociaciones, broncas en las que son frecuentes los juicios de valor gratuitos, las calumnias y las acusaciones sin pruebas.


Desde esta perspectiva podemos llegar a la conclusión errónea de que nuestros problemas radican únicamente en la actitud de los directivos de las asociaciones, en los compañeros que opinan de forma diferente, en los clubes que organizan quedadas, en los clubes o compañeros que no se implican a gusto de los oponentes, en los que no son partidarios de la presión social o en los que consideran que la presión social es la única vía válida de reivindicación, en los que no les gusta la vía judicial o en los opinan que el diálogo es un medio poco expeditivo.


Otros temas de confrontación que son habituales en los foros giran en torno a quiénes tienen derecho a intervenir ante las administraciones en los procesos de defensa de los intereses generales. El debate o bronca sobre estos temas están plagados de agravios personales. Se mezclan conceptos dando como válida la exclusión de los grupos de usuarios de autocaravanas afiliados a clubes campista o de los profesionales del sector.


Para respaldar estas exclusiones se manejan conceptos tan poco sólidos como los abstractos: “no defienden nuestros intereses” o “ellos tienen intereses en los camping”. Conceptos basados únicamente en prejuicios y sin una base sólida argumental que avale estos criterios.


Estos temas secundarios, en los foros, toman una dimensión desproporcionada que convierten en objetivos lo que solo son medios, desviando la atención de los problemas reales en detrimento de la búsqueda de soluciones.


Los foros se han convertido en diferentes campos de batalla en los que no sólo se combate contra quienes impiden el uso libre y responsable de nuestras autocaravanas sino principalmente por la supremacía para ostentar la exclusiva del diálogo con la administración, aportando soluciones en muchas ocasiones carentes de argumentos o de un análisis serio.


Estos enfrentamientos gratuitos e inútiles ejercen una labor destructiva sobre la voluntad de las personas que optan por defender nuestros legítimos derechos. Algunas de ellas se han quemado y se han ido quedando por el camino después de haber derrochado mucho tiempo y mucha energía.


Es particularmente patética la postura del compañero que se queja de que el arroz se está pasando mientras da codazos a quienes pretenden retirarlo del fuego a tiempo porque afirma que fue él quien hizo la paella.


Con estas actitudes nos olvidamos paulatinamente de los verdaderos problemas que afectan a la movilidad de las autocaravanas como son:


Por una parte, las denuncias por aplicar indebidamente las leyes que regulan la acampada tales como la Ley de Costas, Leyes de Turismo y Leyes de Protección Medioambiental.


Este es quizá el problema más grave que tenemos en mano. Personalmente he ayudado este año pasado a recurrir dos docenas de expedientes y esto no es más que una pequeña parte de la dimensión del problema que afecta, probablemente, a centenares de expedientes y que impide el uso libre y responsable de nuestros vehículos en zonas muy extensas de nuestra geografía.


Y por otra, los ayuntamientos que disponen de ordenanzas municipales que prohíben o limitan el estacionamiento de autocaravanas en las vías públicas locales. Estas OOMM se constituyen como herramientas legales utilizadas para expulsar o impedir estacionar nuestros vehículos en aproximadamente dos o tres docenas de municipios.


Los problemas que impiden el uso libre y responsable de nuestras autocaravanas son los que deberían requerir la atención prioritaria de todo el colectivo, si lo que pretendemos realmente es avanzar, y no las disputas barriobajeras de los foros. Hay otros problemas importantes, tales como la falta de infraestructuras, el tratamiento fiscal a las autocaravanas y la falta de identidad legal de nuestros vehículos.


La historia nos muestra los aciertos y los errores del pasado para aprender, sobre todo, a corregir los errores en el futuro. El punto de inflexión en el movimiento autocaravanista comienza a sentirse en 2004 al mismo tiempo que en Francia hace aparición la circular del Ministerio del Interior francés que recuerda el derecho a utilizar el interior de una autocaravana estacionada y coincide con la creación de la plataforma reivindicativa PACA, la creación del grupo PSA, luego ASPA y la consolidación del foro Acpasión.


Este proceso se inscribe como una toma de conciencia de los problemas que nos afectan y una búsqueda de soluciones, cada uno por su cuenta iniciándose los primeros enfrentamientos entre Asociaciones. Sin embargo se constatan una serie de avances: la concienciación progresiva de la necesidad de asociación y el impulso de la creación de áreas bajo las directrices de la primera JD de la PACA.


Este proceso culmina en 2006 con la lectura de la Moción en el Senado a costa de abortar otras iniciativas y a costa de crear auténticas brechas en el movimiento autocaravanista al capitalizar personalmente lo que sus promotores consideraban de su propiedad y presentado al colectivo como la solución total, creando unas expectativas totalmente infundadas, y disminuyendo las posibilidades de aportar avances con soluciones reales, desde el propio colectivo a los problemas de movilidad de las autocaravanas.


La moción, sus promotores y, posteriormente, la fallida Mesa GT53, han acaparado durante dos años y medio la atención del movimiento autocaravanista desactivando cualquier iniciativa de otras vías de reivindicación de nuestros intereses con una actitud complaciente hacia las administraciones o los políticos que han participado en el proceso y cuya propaganda ha sido más llamativa que los resultados. Mucho ruido y pocas nueces.


Todo ha quedado en 2009 en humo, puesto que los dos problemas apuntados continúan incluso incrementándose: cada mes hay algún ayuntamiento nuevo que aprueba OOMM prohibitorias y cada vez se denuncian más autocaravanistas por pernoctar en estacionamientos autorizados.


Mientras tanto seguimos discutiendo si la FECC puede intervenir porque agrupa clubes campistas aunque una gran parte de sus afiliados utilicen autocaravanas. Se discute si ASEICAR puede participar con medios porque según dicen sus detractores solo defiende sus intereses, sin tener en cuenta que en relación a la movilidad de las autocaravanas sus intereses son los mismos que los de los usuarios. La negación por la negación, la negación basada en los prejuicios.


Se arremete contra las asociaciones de usuarios lanzando gratuitamente acusaciones sin aportar pruebas de que hay directivos corruptos, de que se practica el despotismo en clubes donde los directivos son elegidos en asambleas, de que en la FEAA están agrupados esos clubes. Se crean clubes contra otros clubes y sin que todo ello tenga nada que ver con la defensa de los legítimos intereses de los autocaravanistas.


Sin embargo, seguimos sin aprender la lección más importante. Nuestra situación es, en gran parte, fruto de nuestra división. Nosotros mismos bloqueamos nuestras posibilidades con nuestras luchas intestinas. Nuestra actitud como usuarios y afectados es la de dividir mientras nos llenamos la boca con palabras unidad. Las palabras no se apoyan en hechos y no se dan pasos hacia el consenso y el diálogo entre los usuarios y cuando se dan pasos reales, nunca falta una voz que siembra la discordia o una mano negra que aborta la colaboración por cualquier oscura razón.


La realidad es que el movimiento autocaravanista es plural, nuestra actividad es lúdica y los usuarios pacíficos, amantes de las quedadas, de la buena mesa, de la diversión y, en parte, para eso hemos adquirido nuestras autocaravanas. Hay pocos compañeros que siendo capaces de aportar trabajo y experiencia disponen de tiempo para dedicarlo a la defensa de nuestros derechos.


Porque también son plurales las vías para defenderlos, ninguna vía excluye a otra, sino todo lo contrario, las vías de reivindicación son convergentes, el diálogo con la administración, un diálogo crítico y firme para exigir nuestros derechos, la vía judicial como argumento y como fin en sí misma si falla el diálogo, puesto que nuestros principales problemas son legales o jurídicos, puesto que las herramientas que se utilizan para recortar nuestros derechos son normas legales y por último la presión social cuando sea viable como argumento reivindicativo, pero una presión social que incluye muchas formas, desde la manifestación, si es posible, hasta el boicot y la denuncia en los foros internacionales.


Por eso la agrupación en un solo club que aglutine a todos los usuarios que consideren la conveniencia de asociarse ha demostrado ser inviable e inconveniente, la realidad es plural que hace que haya varios clubes y los que se añadirán en el futuro. La militancia activa y el compromiso reivindicativo que algunos fundamentalistas exigen a los asociados es absurda y antidemocrática, los autocaravanistas se asocian a los clubes por los motivos legítimos de asistir a las quedadas, encontrase con los amigos y obtener beneficios, además de contribuir con su firma y con su cuota a la defensa de sus legítimos intereses como usuarios de una autocaravana.


La forma de aglutinar todo el potencial del movimiento autocaravanista es el de la convergencia de medios. Conocemos los problemas y conocemos las vías de intervención. La forma de no solapar intervenciones y dispersar los escasos recursos económicos y los más que escasos recursos humanos es la de establecer alianzas tales como el Grupo de Trabajo Permanente.


Algunos apóstoles de la negación arremeten contra estos criterios de acción conjunta sin aportar razones convincentes, sin aportar soluciones que signifiquen un avance en la defensa de nuestros derechos y sin aportar soluciones alternativas razonadas. La falta de criterios de base sólo se justifica por una actitud personal que siembra la discordia y la división al servicio de oscuros intereses.

1 comentario:

Francisco José Chamorro dijo...

una información pormenorizada y que describe muy bien la situación actual: de donde venimos y hacia donde vamos.
gracias Amigo Arsenio